El Levante se hace con los tres puntos en un partido aburrido ante un Córdoba de segunda. Barral, con su décimo gol en Liga, da el golpe de gracia a los blanquiverdes.
Para partidos como el de hoy se podría recurrir a la obra de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada; pero ese tópico está demasiado manido, así que me basaré de otro gran autor del siglo XX, Bertold Bretch. Para aquellos que no lo conozcan, fue uno de los dramaturgos más importantes del siglo pasado, y defendía una innovadora concepción del teatro: el buen teatro tiene que eliminar todo suspense, contando el desenlace de la trama previamente para poder analizar concienzudamente el desarrollo de los acontecimientos. El Córdoba es equipo de Segunda División, desde hace muchas jornadas, pero las matemáticas ya no dan mucho más de sí. Partiendo de ahí, los partidos de los blanquiverdes solo sirven para ver cómo se van desangrando poco a poco, perdiendo vida conforme avanzan los minutos.
El partido empezó espeso, espesísimo se podría decir. Si usted, querido lector, esperó a que terminasen las hormigas de Pablo Motos, o a que el Gran Wyoming se despidiese con eso de “mañana más pero no mejor, porque es imposible”, o simplemente decidió cenar tranquilamente disfrutando de la compañía de su familia, no se preocupe porque no se perdió nada, absolutamente nada. Sí, Bebé probó a Mariño, pero fue una jugada tan aislada que no merece la pena ni reseñarla; y sí, el Levante sacó varios córneres, pero más de lo mismo. Lo digo porque a lo mejor puso el partido a partir del minuto 30 y pensó que era una maravilla; que va, ojalá.
Como decía, el minuto 30 supuso un punto de inflexión. Miento, dos minutos antes, en el 28, fue cuando de verdad se disfrutó de una jugada clara de gol: un lanzamiento de falta del capitán del Levante se fue rozando el travesaño. A partir de ese momento, el Levante empezó a animarse y comenzó a llegar con mayor asiduidad. Después de Juanfran, Barral estuvo también a punto de conseguir adelantar a los granotas, pero su disparo también se marchó lamiendo la base del poste; y, a continuación, Camarasa, aunque tampoco lo conseguiría.
Sería a falta de 5 minutos para el descanso cuando el Levante conseguiría el gol, que se veía venir, todo hay que decirlo. Una contra, magníficamente llevada, llegaba a los pies de Barral y, tras una pared con su compañero y amigo Víctor Casadesús, batía a Juan Carlos por bajo. El plan de Alcaraz, que había salido conservador con 5 defensas y trivote, seguía su curso: esperar atrás a que el Córdoba falle, siempre falla. Íñigo, en un intento de contrarrestar ese golpe mortal, remataba fuera un centro de Bebé. La primera parte había concluido. A vestuarios.
La segunda parte no sería mucho mejor. El Córdoba tenía una posesión estéril, no porque jugase mejor, sino porque los de Lucas, que no ofrece fútbol pero sí resultados, jugaban comodísimos bien replegados para matar al contragolpe. Mariño fue un espectador más, aunque a lo mejor le hubiera gustado más ser el espectador del derbi vasco que estuvo emocionante, o más emocionante que este al menos. Este Levante tiene pie y medio en Primera por sexto año consecutivo, todo un mérito para los recursos con los que cuenta. En cuando a los blanquiverdes, daban sus últimos coletazos como equipo de Primera División, pero con una pasividad y unas falta de ganas pasmosas; bueno, Luso remato fuera en el descuento, ¿lo contamos como ocasión de gol? Total, que Depor y Eibar tendrán esta jornada la última palabra, o el Barça la siguiente.
Levante 1 – 0 Córdoba
Levante: Mariño; Iván López, Vyntra, Ramis, Juanfran, Morales (Nikos, 38’); Sissoko (José Mari, 68’), Simao, Camarasa; Víctor Casadesús (Uche, 74’) y Barral.
Córdoba: Juan Carlos; Crespo (Gunino, 46’), Deivid (Heldon Ramos, 67’), Íñigo López, Edimar; Fidel (Fede Cartabia, 58’), Krhin, Luso, Fidel; Bebé y Ghilas.
Goles: 1-0 (40’) Barral.
Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Casadesús, a José Mari y a Nikos por parte del Levante y a Deivid, a Íñigo López y a Gunino por parte del Córdoba
Incidencias: Ciutat de València, ante no más de 10.000 espectadores
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