Desde
ese sentido, habría que focalizar la atención del encuentro en los
sucesos desarrollados en el capítulo inicial del duelo que reunió a la
representación azulgrana y a la escuadra del barrio de Vallecas en
tierras madrileñas. Por paradójico que puede parecer el gol, que llegó
con la rúbrica de Víctor Casadesús, no sirvió para acorazar el juego del
combinado levantino. Y no es un contra sentido. En cierto modo el
bloque que conduce Alcaraz hizo lo más complicado; poner en franquicia
el marcador. Xumetra se escapó por el perfil derecho del ataque
visitante y Casadesús interpretó la ejecución final de la jugada. El
atacante apareció por el segundo palo para acompañar el balón a la red.
Sin embargo, los réditos de esta acción no fueron los esperados. La
jugada no fue capital, pese a su contenido y significado. El Rayo no se
amilanó. No es un conjunto que se impresione con facilidad. Y mucho
menos en su campo.
El
Rayo sabe a lo que quiere jugar en Vallecas. Y domina los espacios y
los tiempos de medio campo hacia adelante. Las huestes de Paco Jemez
cuentan con dinámica en los metros finales del rectángulo de juego.
Bueno se encargó de refrendar esta tendencia. Fue inapelable para
fustigar el corazón granota. Bueno aprovechó un servicio de Nacho para
iniciar la remontada con un perfecto cabezazo. Sin embargo, antes de
ajusticiar a Mariño, y nublar el pensamiento azulgrana, Casadesús se
encontró cpn un balón muerto en el interior del área tras un rechace de
Cristian Álvarez. Su disparo ajustado al palo largo se marcho fuera. El
fútbol es impredecible. Un suspiro más tarde sucedió una fotocopia de la
misma acción en el área de Mariño. Bueno rompió el duelo tras superar
al arquero gallego. Fue el principio del final, si bien Uche recortó
distancias y Rubén en los minutos definitivos tuvo la opción de poner
algo más de picante al ocaso de la confrontación.
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