Después de la emoción del Brasil-Chile que se decidió en los penaltis, llegué al encuentro un poco tarde, alrededor del minuto seis o siete. Puse el partido, y lo primero que vi fue a Muslera sacando de puerta. Y cada ciento veinte segundos aproximadamente, esa imagen se volvía a repetir. Una y otra vez. Colombia tenía el esférico y atacaba, pero los de Pekerman no tenían acierto en los metros finales. Hasta que, de pronto, pudimos disfrutar de uno de los goles del Mundial. Una volea magnífica, imperial, sublime. El autor, James Rodríguez. Muslera rozó el cuero, pero tras golpear el larguero, el balón entró.
James, el Rey del Mundial |
Nada cambió en el arranque de la segunda mitad, excepto el marcador. Excelente jugada combinativa que hubiese firmado la mejor España para que, quien sino, James, volviera a marcar. A partir de ahí, Uruguay lo intentó más, pero Colombia demostró que también sabe defender. Entraron Gastón Ramírez y Stuani para dar claridad al juego, y los charrúas mejoraron. Sin embargo, no fue suficiente. Cuando lograron superar la defensa cafetera, ahí estaba Ospina, imperial. Paró todo lo que le tiraron y mantuvo su puerta a cero.
Se notó la falta de Luis Suárez en Uruguay. Se notó mucho, porque él es el mejor jugador de los de Tabárez con mucha diferencia. A Forlán los años le pesan, y Cavani como nueve no aporta tanto como con el delantero del Liverpool junto a él. Hubiéramos visto otro partido, más competido seguramente. Pero Luis se equivocó y no pudo estar. Ni siquiera en la grada.
En cualquier caso, Colombia avanza a cuartos siendo, de momento, el único combinado nacional que convence. Ni Brasil, ni Costa Rica, ni Francia, ni Alemania, ni Holanda. Los de Pekerman son la escuadra que más seguridad está ofreciendo. Sin embargo, les toca jugar contra la anfitriona Brasil. Los cafeteros parecen superiores futbolísticamente, pero el miedo a ganar o la presión del público pueden jugar en su contra. Los colombianos, a pesar de estar sin Radamel Falcao, a quien están haciendo olvidar, convencen. Y están ante la oportunidad de sus vidas.
Por Jon Fernández (@Mur_98)
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